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19,00 €Las primeras generaciones de cristianos pertenecÃan plenamente a la religión judÃa, en cuyo libro sagrado, la Biblia, hallaban inspiración. La proclamación del mesÃas Jesús no los extrañaba de las sinagogas, antes al contrario, los presentaba como fieles hijos de la promesa de Dios a Abrahán. Convencidos de la inminencia del fin del mundo, algunos cristianos sostuvieron que los paganos, muchos de los cuales frecuentaban ya las sinagogas como simpatizantes, debÃan ser admitidos en el seno del pueblo elegido sin pasar por la circuncisión. Pablo de Tarso fue el adalid de este judaÃsmo renovado, que fue recibido con entusiasmo en los cÃrculos de Israel más sensibles a las profecÃas universalistas. La propuesta innovadora fue rechazada por el judaÃsmo más ortodoxo, en particular por el de Palestina, y también por algunos grupos de seguidores del mesÃas Jesús. Todos los escritos cristianos primitivos, el Nuevo Testamento, son obras redactadas desde el interior de la religión judÃa. Entre finales del siglo I y principios del II la secta cristiana se separó de la sinagoga y se constituyó en iglesia, conservando, sin embargo, el libro sagrado de Israel.
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