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12,35 €Leyendo a Alvaro Cunqueiro todo se resuelve enviajar, pues él es amable guía, propicio siempre a conducirnos por losinabarcables territorios de su sabiduría e imaginación. «Viajamos con nuestrasimaginaciones y recuerdos», escribe, «y lo que vamos creando o soñando sonmemorias y nostalgias. Quizá sea verdad que el fin último de toda cultura es lainvención y la melancolía.» Si así fuera, tendríamos que reconocer en Cunqueiroal hombre culto por excelencia, incomparable en el arte de fundir un insólitocaudal de conocimientos a un talante cordial y humanístico, que hace de susartículos piezas ejemplares de precisión y amenidad.El viajeentendido como recorrido de la fantasía, el viaje entendido como experienciaintelectual, cobra en el gran polígrafo gallego una envergadura extrovertida,deliciosamente extravagante, y ello sin caer nunca en la erudición, pues, comoel propio Cunqueiro escribe, «yo no soy un erudito, por eso pido perdón sialguna vez me encuentran como tal; a mí lo que me gusta es contar llano yseguido, fantástico y sentimental a la vez; lo que pasa es que a vecesestá uno distraído».Y ya que hemostomado a Cunqueiro la palabra, no está de más añadir estas esclarecedoraslíneas suyas: «Lo más propio mío es sumar noticias que muestran lo varioque es el mundo, y lo ricamente, y con cuántas sorpresas, se puede almacenar lamemoria humana. Yo, que no desconozco los grandes temas del siglo, y estoyatento a eso que llamamos la coyuntura histórica, y acepto la gran patética de mitiempo y quiero ayudar en lo que me sea posible y aun bastante más, al hombrede estos días, tantas veces puesto en el filo de la navaja, no me dejo asustarpor los profesionales de la angustia y busco en la gran peripecia humana,tantas veces mágica aventura, tantas veces sueños espléndidos y mitos trágicos,la razón a continuar».